Farmacias y laboratorios son dos conceptos que tienen un valor y un significado muy importante para la salud de millones de mexicanos. Esto se debe a que en estos lugares podemos encontrar soluciones y recursos para mantener nuestra salud en buen estado.

¿Desde cuándo hay farmacias y laboratorios en México?

Durante los primeros años del siglo pasado, tanto el desarrollo de la industria farmacéutica como el de la medicina en México fueron factores vitales para que existieran las primeras farmacias y laboratorios.

Por un lado, en 1905 fue instaurado el Hospital General que contaba con diversos servicios médicos enfocados a padecimientos infectocontagiosos. Esto se debe, a que este tipo de patologías eran las dominantes en aquella época.

Para 1923, el doctor Indalecio Valverde ya estaba a cargo de un laboratorio clínico donde se realizaban exámenes urinarios, bacteriológicos y parasitológicos. Esto fue base fundamental para que, con el tiempo, y debido a la alta demanda de análisis, surgieran los primeros laboratorios clínicos privados.

En cuanto a las farmacias comunitarias, durante el siglo XIX se dieron muchos avances en química orgánica y procesos industriales. Esto permitió explorar nuevas técnicas para la extracción de los principios activos que contenían diversas plantas medicinales. Asimismo, la revolución industrial introdujo nuevos procesos con el uso de máquinas para elaborar masivamente medicamentos. Así, la industria farmacéutica vio por primera vez la luz allá en Europa.

En México, la industria farmacéutica tardó en llegar por diversas razones sociopolíticas. No fue hasta después de la Revolución que algunas compañías europeas y norteamericanas comenzaron a invertir en nuestro país.

La salud en nuestros tiempos

A pesar de esto, los empresarios mexicanos también incursionaron en esta industria y crearon las primeras farmacéuticas nacionales. Por ello, podemos decir que gracias a los esfuerzos de los profesionales de la salud y de los empresarios las farmacias y laboratorios han tenido un gran desarrollo en nuestro país.

Así pasamos de las boticas, pequeños establecimientos distribuidores de medicinas artesanales, a las farmacias comunitarias, las cuales manejan fármacos especializados y de alta calidad. Más adelante, se establecieron miles de laboratorios clínicos por todo el territorio nacional que permiten diagnosticar y tratar de mejor manera las enfermedades y afectaciones que sufren los mexicanos.

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